martes, 25 de septiembre de 2007

No Somos Nadie

No Somos Nadie es un proyecto de Curro Gómez.
Presentado por Ricardo Reyes y O Galería.

Proyecto NSN














No Somos Nadie es un proyecto colectivo de experiencias estéticas que parte como un juego de creación visual, en donde cada miembro del grupo realiza una parte de la obra sin conocer por completo las otras partes.

Este proyecto está inspirado en el conocido juego surrealista de "cadáveres exquisitos". Si bien podría tratarse de un homenaje a este movimiento, NSN pretende ir más allá, sirviendo como crisol de estéticas y tendencias visuales. NSN quiere ser una bandera para los poetas que creen que la poesía debe ser hecha por todos y no por uno.

El objetivo de este proyecto, por un lado, es explorar el campo de la creación colectiva con un grupo variopinto de artistas plásticos que utilicen diferentes lenguajes, identificando oportunidades de experimentación y desarrollando propuestas libres que acaben integrando una misma obra o experiencia estética de forma colectiva. Por otro lado se trata de un guiño irónico al actual mercado del arte y a la figura del coleccionista.

Cada pieza completa es de 200 x 50 cm, y está compuesta por cuatro módulos de 50 x 50 cm correspondiendo a la cabeza, tronco, piernas y pies. Las piezas fueron silueteadas, antes de su reparto, con una figura antropomorfa común que sin alterar la libertad de cada artista servirá únicamente para hacer coincidir las diferentes partes.



El resultado de esta experiencia es un escaparate ideal para conocer los puntos en común del imaginario colectivo, adoptando los resultados como una forma de lenguaje especial que será una importante fuente de información para explorar las angustias y anhelos de cada uno de los integrantes del grupo, gracias a la riqueza de sus perspectivas individuales.

Curro Gómez
Creador del proyecto y artista

Montaje y colaboraciones

Para realizar la curaduría de este proyecto fue invitada Itala Schmelz, quien sugirió que no se mantuviera al público fuera del juego de combinar y buscar nuevos cuerpos, ya que el proyecto perdería una de sus mejores partes. Es por eso que se invitó a varias personalidades relevantes de diferentes mundos, para que participaran con su interpretación personal.














La galería durante el montaje


















Ricardo Reyes y Curro Gómez













Vanesa Fernández y Daniel Álvarez













Lulú Creel y Galia Katz













Luis de Llano y Santiago Espinosa de los Monteros













José Pinto y Carlos Aranda Márquez













Juliana Padilla














Agradecimientos














Agradecimientos

Inauguración









lunes, 24 de septiembre de 2007

Dr. Alderete

Toño Camuñas

Curro Gómez

Cisco Jiménez

Andrea Medina

Alejandro Pintado

Fabián Ugalde

Álvaro Verduzco

Itala Schmelz "Solos seres somos, somos seres solos"




Somos un cúmulo de identidades pasajeras, traje de disfraz vacío, reflejos de Narciso en el agua. Somos otro… Somos como nos miran, somos el objeto de quien nos desea, un cúmulo de aspiraciones, apenas un proyecto de ser. Somos la búsqueda de sí, interminable juego de espejos, cruce de miradas. No somos nadie…

La identidad es algo multifacético, metamórfico y transitorio,sin embargo pareciera que podemos responder con certeza respecto a nosotros mismos. ¿Pero quiénes somos? Cuando digo: mi cuerpo, se trata del cuerpo ¿de quién? ¿Mi cuerpo no soy yo? He aquí la división entre cuerpo y alma (psique, yo) que caracteriza al pensamiento occidental. Como explicaba el filósofo alemán Emanuel Kant, si el cuerpo es el territorio de la expe-riencia sensible, a través del cual percibimos el mundo exterior, el yo por su parte es la conciencia interna de sí. El yo no tiene imagen pero se supone idéntico a sí mismo, su singularidad consiste más que en ser, en buscarse. Por su parte, el cuerpo no es autoconsciente; sin el yo –esa vocecita interna–, las sensaciones se expandirían por el universo.


En el campo de las artes, más de la mitad de la producción total de todos los tiempos, ha consistido en la representación del cuerpo humano. Hay artistas que dedican toda su vida al autorretrato, otros que se entregan por completo a los aspectos del cuerpo femenino, etc. Tenemos una relación muy particular con nuestro cuerpo, intimidad que no siempre resulta grata y reconfortante. Es curioso pensar que muchísima gente no está de acuerdo con su imagen en el espejo, de ahí las dietas y las cirugías plásticas. Al parecer el cuerpo está inscrito en un deber ser social que lo constriñe a ciertos modelos de belleza.
Vemos el caso extremo de los japoneses, que siendo de ojos rasgados, se han vuelto famosos mundialmente por dibujar caricaturas con personajes de ojos gigantescos.


También se ha fantaseado mucho con la idea de cambiar de cuerpo. Desde el clásico cuento del Pr’ncipe y el mendigo hasta la recurrente trama hollywoodense en la que el hijo intercambia personalidad con el padre, un hombre con una mujer, el negro con el blanco, el pobre con el rico, el guapo con el feo, etc. Experiencias todas que concluyen con una revaloración del cuerpo (y la vida) propios. Y qué decir de las posesiones del cuerpo, ya sea por espíritus, como la del diablo hablando a través del cuerpo de una inocente niña, en El exorcista, o los body snatchers, raptos extraterrestres que abundan en la ciencia ficción cinematográfica. En estos casos, el yo pierde la voluntad sobre su organismo y otro ser (conciencia) lo maneja, por lo menos temporalmente.
En relación a “No somos nadie”, es particularmente interesante el caso de los cuerpos formados por fragmentos de varios cuerpos, desde el terrorífico Frankenstein, construido con restos de cadáveres extraídos de tumbas recién cavadas, y derivaciones fantásticas como la del cerebro que no quería morir y otros seres incompletos como el jinete sin cabeza, hasta las mitologías como la Coyolxahutli o la Medusa, ambas quimeras encarnadas por serpientes. En estos casos por lo general se llega a lo grotesco, lo deforme, lo heteromorfo, lo transexual, etc. La idea de un cuerpo formado por fragmentos de cuerpos incomoda, en tanto que es un tema tabú. La fragmentación del cadáver, el canibalismo, el horror de una libido inconsciente y amoral, un instinto de asesino que ronda la tribu, produce un imaginario muy particular. Los monstruos suelen ser la ominosa encarnación de nuestros temores colectivos.
En la presente muestra, los artistas, los curadores y el público igualmente, hemos quedado atados a un cálculo de combinatorias posibles, sujetos al azar de una serie de reglas muy precisas, puestas en marcha. Cuando me invitaron a colaborar en este proyecto, me gustó la idea, me pareció que abría las puertas a una experiencia lúdica atractiva. “No somos nadie” es una propuesta que recuerda los juegos de mesa como los rompecabezas o la memoria, que incluyen como factores centrales el azar y el cálculo de probabilidades, pero particularmente nos remite al divertimento que fue llamado l’enfant terri-ble del surrealismo: los cadáveres exquisitos, que se pusieron tan en boga en los cafés de París durante los años 20.
El cadáver exquisito puede ser escrito o ilustrado y suele suponer la creación colectiva de un cuerpo como punto de partida metafórico. Se realiza sobre un papel doblado en 3 o 4 partes, la de arriba corresponde a la cabeza, las de en medio al torso y al tronco y la del final a las piernas. Los participantes no pueden ver lo que hizo su compañero precedente hasta que el dibujo esté acabado. Los resultados en ocasiones extraordinarios traen consigo enorme diversión para los amigos reunidos.
El cadáver es, precisamente, el cuerpo por excelencia. Inerme, sin el soplo que le da vida, su corporeidad se hace más evidente. El cadáver exquisito es un cuerpo yaciente en la camilla de sus creadores, es una aparición siniestra sobre la hoja en blanco, que nos recuerda la prohibición de profanar cadáveres, aunque resulten exquisitos.
A los surrealistas les encantaban las historias de fantasmas, estaban a la caza, mediante prácticas como la escritura automática, de revelaciones del más allá. Así como la lectura de la ouija tiene el poder de convocar espíritus, la aparición de seres mitológicos o de imágenes simbólicas con alusiones sexuales o políticas, en las sesiones de cadáveres exquisitos, no debe considerarse mera casualidad, la psique colectiva es capaz de poderosas creaciones. En los cadáveres exquisitos la inmediatez para evitar el control de la mente es fundamental, los cuerpos deben ser la obra del inconsciente colectivo y no un resultado mediato, diseñado por la razón. En ello su carácter revelador.
En 1927, la galería de arte surrealista de París reabrió sus puertas con una exhibición de cadáveres exquisitos. Por su parte, en 1993 el Drawing Center de Nueva York reactivó este juego, invitando a artistas de todo el mundo y de todas las tendencias a enviar sus cadáveres exquisitos.
Recibieron alrededor de 600 dibujos con la participación de más de 12,000 artistas. Este proyecto dio lugar a la creación de obras realizadas con múltiples técnicas y medios diferentes, que revitalizaron particularmente al collage. Si bien se pueden observar actitudes diferentes, lo que permanece esencial, porque puede volver a ser jugado, es precisamente el juego.
En el caso de “No somos nadie”, la mecánica fue diferente. Los ocho artistas invitados realizaron 2 dibujos antropomórficos, cada uno dividido en 4 partes previa-mente bosquejadas con una silueta, en base a la cual había que conservar las dimensiones. Una vez realizadas las obras completas, yo, como curadora invitada, las mezclaría para generar 16 nuevos cuerpos combinados. Los cuerpos originales nunca volverían a juntarse. Es así como me encontré sentada frente a la mesa, manipulando una extraña baraja de 64 piezas. ¿Cuántos cuerpos diferentes se pueden construir? ¿Bajo qué reglas reordenarlos? ¿Con qué criterios? Me pareció que mantener al público fuera del juego de combinar y buscar nuevos cuerpos sería dejar al proyecto sin una de sus mejores partes. Por ello, más que decidir qué combinatorias colocaría, propuse una exposición en la que el público encontrara un papel activo. La reversibilidad y la diversidad de posibilidades surgiría de la propia inventiva del espectador. Al inicio de la exposición, las figuras originales se mostrarían completas y a lo largo de la inauguración los asistentes irían sugiriendo cómo mover las piezas hacia otro muro, componiendo inesperados seres. “No somos nadie”, se convirtió más que en una exposición de obra plástica, en una acción y una obra en proceso, involucrando al público en la transfiguración de las piezas, con el objetivo de ver emerger extrañas criaturas, expresiones espontáneas de la creación conjunta.
En la mayoría de los casos, la producción creativa tiende a la individualidad, cada artista se cierra sobre su propia experiencia. En “No somos nadie”, la propuesta supuso el reencuentro con el inconsciente grupal mediante la fusión de las identidades planteadas originalmente por cada artista. Este catálogo, que en su formato nos remite a los entrañables libros infantiles, nos invita a buscar entre la suerte y lo impredecible nuevas figuras una y otra vez.

Itala Schmelz